El cristo de las noas
La primera persona que pensó en colocar la figura de un
Cristo en la cúspide del Cerro de Las Noas fue el presbítero Manuel Herrera,
conocido mejor como el “padre Manuelito”, de grata memoria, filántropo y
luchador social por medio del servicio a los más necesitados.
Entonces, el primer Cristo que existió sobre el Cerro de las
Noas era visible en los años sesentas, tenía 8 metros de alto, con brazos y
cabeza de metal, y cuerpo de concreto vaciado. El padre Manuel hizo muchos
viajes para subir él mismo los materiales necesarios.
Esta nueva fase a cargo del padre Rodríguez, comenzó en
1973. Un aspecto fundamental de esta segunda etapa, consistía en cambiar al
viejo Cristo por uno nuevo, más grande. Para ello, desde 1981, el escultor
saltillense Vladimir Alvarado, tuvo a su cargo el proyecto de la nueva
escultura.
El 1 de abril de 1983, es decir, el viernes santo, se
inauguró la nueva imagen del Cristo mediante un vía crucis al que se invitó a
la feligresía lagunera. El evento se planeó para las 11 de la mañana, y el
recorrido se llevaría a cabo en la escalinata del cerro. El acto litúrgico fue
presidido por el entones obispo de Torreón, Fernando Romo Gutiérrez y el padre
Rodríguez Tenorio como capellán.
Primer Cristo de las Noas que tuvo la ciudad de Torreón. En
1968 el sitio fue testigo de la gran inundación que obligó a los laguneros a
subir a las faldas del Cerro de las Noas. El Cristo fue sustituido a partir de
1973 por uno de mayores dimensiones, con los brazos abiertos, igualando la
postura del famoso Cristo del Corcovado en Río de Janeiro, Brasil.
Es el tercer Cristo más grande de Latinoamérica, luego del
Cristo Redentor en Río de Janeiro, Brasil y del Cristo de la Concordia en
Cochabamba, Bolivia



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